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Dejar de fumar es difícil. El cigarro resulta altamente adictivo y quien decide dejarlo se enfrenta, sin dudas, a un gran desafío. La mayoría de las veces terminamos sucumbiendo al deseo. En ocasiones, nos mantenemos “limpios” durante días e incluso meses, pero basta una situación estresante para que volvamos al viejo hábito. Y es entonces cuando nos preguntamos, ¿qué vamos a hacer ahora?
Por suerte, no todas son malas noticias. Existen numerosas formas de facilitar y suavizar el proceso. Una de ellas es sustituir el cigarro por un vapeador o cigarrillo electrónico. Se trata de uno de los remedios más populares contra el tabaquismo. Y también una alternativa si nos gusta fumar, pero no queremos seguir destruyendo nuestra salud.
Un vapeador es, en esencia, un inhalador que simula el cigarro. Algunos tienen forma cilíndrica, con el objetivo de parecerse lo más posible a su parientes naturales. También los hay con aspecto de pipa e incluso con diseños más originales.
Comprar un cigarrillo electrónico puede ser una experiencia interesante, ya que hay modelos que vienen con sabores y aromas de todas clases: tabaco, vainilla, caramelo, naranja, etc.
Otro atractivo es que pueden contener o no nicotina. Aunque la nicotina es la causa de la adicción al tabaco, no resulta la sustancia más dañina para el organismo. Y es que los cigarros naturales contienen alquitrán, un compuesto cancerígeno, para mantenerse encendidos. Además, la combustión del cigarro produce reacciones químicas que derivan en multitud de otros agentes carcinógenos. Por ejemplo: metano, amoníaco, butano, cadmio, etc.
De ahí que comprar un cigarrillo electrónico y emplearlo con nicotina es útil si tenemos una fuerte adicción. Poco a poco, podemos reducir la cantidad de esta sustancia en nuestro vapeador, hasta que el organismo se nos acostumbre a estar sin ella.
Todo cigarrillo electrónico consta principalmente de una batería, un depósito intercambiable y un atomizador. La batería produce el calor necesario para convertir en vapor el líquido contenido en el depósito intercambiable. Cuando inhalamos, el vapor nos produce la misma sensación que al fumar un cigarrillo o un tabaco.
Hay muchos tipos diferentes de vapeador, en función del modelo y la marca. Algunos traen la batería soldada, mientras que otros permiten cambiársela, e incluso ponerles más de una. También los hay con display táctil, para configurar la potencia del cigarrillo y otras opciones. Muchos vienen en kits completos de vapeo que incluyen piezas de recambio, cargador USB y otros aditamentos.
En cuestiones de medicina, es común que los especialistas no se pongan de acuerdo en algún tema particular. De ahí que haya tantas opiniones en contra como a favor del cigarrillo electrónico. Los hay quienes afirman que puede ser dañino, mientras que otros lo ven como la solución definitiva al tabaquismo.
Los primeros se basan en que no hay evidencias que demuestren la utilidad del vapeador como tratamiento, y que ciertas sustancias en el líquido de vapear pueden causar daños similares a los del tabaco. Los segundos, en cambio, reconocen que los vapeadores, aunque no son 100% sanos (lo ideal es no fumar), sí resultan mucho menos dañinos que un cigarro normal. Además, no es menos cierto que la industria tabacalera reporta cada año miles de millones a sus representantes, por lo que les conviene emitir argumentos en contra de los vapeadores.
Por eso, te aconsejo investigar y no dejarte llevar por opiniones ligeras o parcializadas. También puedes comprar un cigarrillo electrónico, probarlo y sacar tus propias conclusiones al respecto. Recuerda que, a la larga, es una decisión que solo tú puedes tomar.